jueves, 5 de marzo de 2009

"Piratería y derechos humanos"

Tomás Abraham, pensador y ensayista, dice en "Piratería y derechos humanos", escrito en 2005:

La defensa de los derechos humanos se ha convertido en un botín para uso de piratas. Denunciar torturas, manifestarse en contra del avasallamiento de las libertades del hombre, protegerse de los abusos del poder sirve para que políticos e ideólogos se sientan impunes, se arroguen prerrogativas vitalicias y ejerzan todo tipo de arbitrariedades legitimadas porque alguna vez se han pronunciado o han militado contra las opresiones políticas.

Se indignan cuando la corrupción viene de la derecha, pero si no, es un medio para obtener un poder necesario para un fin sentenciado como bueno. ¿Vos creés que a Hebe de Bonafini le importan los fondos de Santa Cruz? Si son para la causa.

Pero ese es un sector de la sociedad. El otro, el mayoritario, acepta la corrupción como una fatalidad inevitable del país y lo único que le importa es que las cosas avancen. No interesa cómo, pero que avancen. Hay tal resignación.

"Hoy la corrupción está totalmente aceptada. Por la sociedad y por los intelectuales progresistas".

“El chantaje y la extorsión funcionan así. Si hablás de la piratería que hicieron con los derechos humanos para estos fines, te dicen que estás con los genocidas.

Hay una apropiación política de los derechos humanos para legitimar una construcción de poder.

Ese fue el pacto que hizo Kirchner en 2004 con las organizaciones de derechos humanos: "Yo les abro los juicios y ustedes me apoyan en todo". Y las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo se sacaron el pañuelo.

Estamos discutiendo política y no cuestiones que tienen que ver con los derechos del hombre, sino cuestiones de poder. Y en esas cuestiones de poder ese pacto es para ser denunciado.

Eso no tiene que ver con la violación de los derechos humanos en la Argentina. Tiene que ver con un nuevo pacto político. Y con una apropiación no solamente de los derechos humanos, sino de las voces de los que murieron asesinados en la década del 70. ¿Quién puede hablar en nombre de ellos?

Si hubieran sobrevivido, ¿muchos de ellos pensarían como sus madres y sus abuelas, o como algunas de ellas? Hay muchos que no fueron asesinados y no opinan como ellas, y fueron militantes. Hay otros que han tomado vías más moderadas”.

-El discurso de los derechos humanos limpia.

-Limpia, y no es solamente un malentendido. Eso muestra otro tipo de corrupción que no es la económica. Es una cuestión de amoralidad o inmoralidad y falta de honestidad y de coraje para decir cosas. Hay mucha gente que tiene miedo de hablar porque teme la descalificación pública y la exclusión. En cierto universo la gente lo que menos quiere es que le digan que es de derecha. Hay mucho miedo a la palabra derecha. Hay un conformismo, bastante cobardía y falta de honestidad.

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