jueves, 30 de julio de 2009

Evo Morales, el Foreign Office inglés y la Masonería



EVO MORALES, EL FOREIGN OFFICE INGLES Y LA MASONERIA: VARIANTES PARA PARTIR HISPANOAMERICA


Un balance superficial, aunque no por ello falso, nos permite verificar que el enemigo sigue activando sus múltiples rostros en el continente hispanoamericano.

Uno de ellos el encarnado en Evo Morales, presidente aborigen que hace de su etnia una militancia: la del indigenismo posmoderno. De éste se sirve el otro rostro, esto es, el de las finanzas liberales, concentradas, avaras y elitistas.

Tanto unos como otros contribuyen a la próxima partición del territorio boliviano. Tanto unos como otros se dignan en cumplimentar el apotegma del poder mundial: "Divide y reinarás".

El resquebrajamiento de Bolivia está, incluso, en concordancia con los tiempos de la ultra globalización que el presente y el futuro inmediato imponen a la humanidad. Para la historia será un siniestro ejemplo de que las soberanías nacionales ya no se pueden sostener porque por encima de ellas aparece el infernal poder del "dios dinero", "dios" del que gozan también los socialistas y progresistas. Vasta ver el origen de éstas posturas ideológicas para dar cuenta de ese goce.

Evo Morales pasará a la historia, de seguir tal tesitura, como un agente al servicio de la causa sinárquica, como un traidor y como un bastardo político, indigno de ser hijo de este continente empobrecido, en parte, por personajes que abrazaron ideologías foráneas sin arraigo en estas tierras.

El 21 de enero de 2006, ya electo presidente de Bolivia, Morales deslizó su errado proceder al anunciar las siguientes frases:

"La lucha que dejó el Che Guevara vamos a cumplirla nosotros”. "La asamblea constituyente es para refundar Bolivia porque los pueblos originarios no participaron de la fundación del país en 1825 con Simón Bolívar".

En verdad, Bolivia no tiene que reivindicar nada -si vamos a ser justos con la revisión de la historia-, ni los ricos ni los pobres, dado que aquélla era un territorio argentino que por decisiones subversivas e ilegales se separaron de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Es más, uno de los máximos próceres bolivianos, el Gran Mariscal Antonio Sucre, actuó como un auténtico delincuente en los hechos de escisión:

"A mediados de agosto de 1826, el orden tarijeño [Departamento de Tarija, entonces argentino] se ve nuevamente alterado con la llegada del sargento Gabino Ibáñez quien, procedente de Chuquisaca, llega a la villa conduciendo cartas del Alto Perú para promover un levantamiento.

Los destinatarios de las mismas, Eustoquio Méndez y Bernardo Trigo pronto esparcieron el rumor que Ibáñez traía una comunicación del Congreso de Bolivia, para reclamar de la República Argentina Tarija, dando como insubsistente lo resuelto por el Libertador [Simón Bolívar] y ofreciendo premios a los hombres que se prestaran a este empeño.

Aseguraban a la población incauta que el citado documento incorporaba Tarija a Bolivia, por lo que cualquier acto que se realizara en contra de esta medida sería nulo; que Sucre apoyaba el movimiento, en razón del cual marchaba desde Potosí un batallón para respaldarlo...

El teniente gobernador argentino Gordaliza [de Tarija] sin fuerzas suficientes para enfrentar a los amotinados y el pueblo intimidado con las amenazas del batallón que se decía venían en apoyo de éstos, nada pudieron hacer...

El "aporte" a la causa libertadora de Sucre se entiende más cuando se afirma lo siguiente de su accionar subversivo al servicio del interés imperial británico: "Ya en cartas a Bolívar del 12 de julio y 20 de agosto de 1826, el presidente Sucre insiste en la recuperación de Tarija, proponiendo ocuparla con tropas y sostenerla a mano armada, por cuanto la posesión argentina de este territorio importa un gran peligro para la República que preside".

La militancia indigenista, que nada tiene que ver con el ser aborigen, es una herramienta más del sistema, y tiene en su seno el apoyo de la internacional comunista, que si bien en las formas ha desaparecido casi completamente, en el fondo se sigue sosteniendo por los idiotas útiles que le sirven y le aclaman universalmente.

Y vaya como ejemplo de lo que seguramente el destino reservará a Bolivia, es decir, su múltiple división, pues si en el pasado nos fue a los argentinos arrebatado un territorio tan rico como Tarija o Chuquisaca, quizás en un futuro próximo el mismo desprendimiento territorial juegue contra los bolivianos.

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