miércoles, 3 de junio de 2009

La resurrección del Yasy Yateré


Mefistófeles o Mefisto son las formas más comunes por las cuales se conoce a uno de los príncipes del Infierno, subordinado a Lucifer, como su capturador de almas para el infierno.
En muchas ocasiones también se lo toma como sinónimo del Diablo mismo.

Durante el Renacimiento, era conocido por el nombre de Mefostófiles, forma de la cual se deriva una de sus posibles etimologías, según la cual el nombre procede de la combinación de la partícula negativa griega μὴ, φῶς (luz), φιλής (el que ama), o lo que es lo mismo: el que no ama la luz. Sin embargo, el significado de la palabra no se ha establecido por completo. Butler menciona que el nombre sugiere conjeturas en idiomas griego, persa o hebreo. Entre los nombres sugeridos, están Mefotofiles (enemigo de la luz), Mefaustofiles (enemigo de Fausto), o Mefiz-Tofel (destructor-mentiroso).

Mefistófeles es presentado muchas veces como una figura tragicómica, atrapado entre su victoria al lograr que las grandes masas dejen de considerar a Dios en el centro de todas las cosas y su derrota al perder él mismo relevancia por el mismo motivo.

Lo cierto es que Mefisto, un demonio proveniente del odio hacia las reglas establecidas por Dios, fue la primera estrella caída en la pelea entre el Dragón y San Miguel y en jerarquía demoníaca tiene alto rango sobre Astaroth, Azazel, Behemoth entre otros, y es el mal encarnado.

En el aspecto gráfico, Mefistófeles ha sido representado como la representación más "refinada" del mal, utilizando ropas fastuosas dignas de un personaje de la nobleza. Se le suele representar como un ser racional, altamente frío y con un alto nivel de lógica, misma que utilizaría para poder atrapar mentalmente a las personas y hacer que sigan sus oscuros designios.


La resurrección del Yasy Yateré

El Yasy Yateré, Yasí Yateré, Yaciyateré o Jasy Jatere (en la actual ortografía del avañe'ẽ) es una especie de duende o gnomo de la mitología guaraní.

Su creencia se extiende por todo el nordeste argentino (incluyendo a las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa y parte del Chaco), Paraguay y sur de Brasil.

Etimología: Algunas fuentes sostienen que Yasy Yateré es una derivación o deformación del nombre original que significaría "fragmento de luna" en guaraní.

De allí que inicialmente este personaje tuviera el cabello de color blanco o plateado (por los rayos de luna) y fuera un personaje nocturno. Sin embargo actualmente se lo considera un personaje más bien diurno.

Mitología: Muchas de las características de este personaje se confunden con las del Pombero. El Yasy Yateré suele ser representado como un enano o un niño pequeño, desnudo, hermoso, de cabellos dorados, (en algunas variantes barbudo), con un sombrero de paja y un bastón de oro donde residen sus poderes mágicos.

Suele recorrer el monte a la hora de la siesta, atrayendo a las niñas con un silbido hipnótico que imita al de un ave. Se dice que aparece sobre todo durante la época del avatiky (cosecha del choclo o maíz tierno) que gusta comer.

El Yasy Yateré se vale de su silbido o de su bastón mágico para atraer a las niñas, a las que rapta. Las lleva al monte donde las retiene un tiempo para jugar con ellas y alimentarlas con miel y frutas. Luego las abandona o las deja enredadas en ysypo (liana).

Antes de abandonarlos, el Yasy Yateré las lame o las besa, dejándolas tontas o idiotas (tavy: akã tavy), mudas (ñe' engu) o sordomudas.

Sin embargo, éstas se recuperan después de un cierto tiempo. En algunas zonas se cree que al cumplirse un año del rapto, la niña tiene un "ataque" con convulsiones (epilepsia).

En otras versiones, si el Yasy Yateré se cansa de la niña, puede llevarla al río donde la ahoga.

Una forma de volver inofensivo a este personaje es quitándole su bastón dorado, sin el cual se carece de poderes. Entonces el Yasy se pone a llorar como un niño pequeño. Para conseguir esto, basta con embriagarlo con caña (aguardiente), bebida a la que es muy aficionado.

Otra forma de congraciarse con él es ofreciéndole pencas de tabaco, que se dejan en zonas aledañas a la casa o bien en los caminos de entrada al monte.

En la versión de Rosicrán de la mitología guaraní, Yasy Yateré es el cuarto hijo de Taú (espíritu del mal) y de Keraná (diosa del sueño).

Este mito es usado por las madres, sobre todo en áreas rurales, para evitar que las niñas se alejen de sus casas a la hora de la siesta (obligada en estos sitios por las elevadas temperaturas).

"Yasy-Yateré el que se oye pero no se ve" ese conocido dicho se refiere a que el Yasy es invisible para todos excepto las niñas muy pequeñas, y se oye por el ruido con que las atrae.

También se dice que el Yasy tiene los pies al revés, así alguien al ver sus pisadas cree que era una persona que se estaba yendo, y no el Yasy que estaba llegando al pueblo.

El mito en la actualidad del Yasy Yateré se encuentra aún vivo y con bastante vigor en determinadas áreas rurales.

Está presente, además, en muchas manifestaciones culturales, tanto del nordeste argentino como del Paraguay:

En letras de canciones populares (chamamés y en un tango titulado precisamente Yasy Yateré).
En cuentos ("El Yaciyateré" de Horacio Quiroga) y poemas.
En dibujos e historietas (suele ser un personaje habitual de la tira "Gurí Guazú" del humorista Latre, publicado en el diario El Territorio de Misiones, donde aparece con el nombre de "Yasí Tereré", en referencia a la popular bebida paraguaya).
También aparece frecuentemente en la historieta Dr. Capo de autor anónimo.

EL YASY YATERE
Letra y Música de Alcibíades Alarcón

Canción

Hoy que me encuentro distante
De tus yerbatales
Siento la brisa templada de tu Paraná
Oigo cantar al zorzal, desde acá
Que con su trino, me hace pensar
En tus floridos lapachos y el rojo ceibal
Quiero volver a mi tierra, teñida de sangre
Salpicada por la sangre del pobre mensú
Ver las pitanga y el araticú
Que madurando junto al guaviyú
Cuelgan sus ramas en salto como el Yguazú

ESTRIBILLO

El viento jugando va
En medio del guayabal
Cruje de pronto el yerbal
Saludando al parecer
Porque ha pasado silbando
El Yasy-Yateré

El sol curioso se asoma sobre el horizonte
Para mirar una yunta de bueyes, que van,
Con el hombre abriendo surcos están
En la esperanza de poder llevar
Ya cosechada la yerba, hasta el barbacuá
Entre la siesta en silencio a dormirse en la selva
Sobre el cardal perfumado por el yrupé
Un rubiecito pequeño se ve
De oro el bastón, que le llega a los pies.
Es el Yasy-Yateré.

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